Germinar: primer paso para un cultivo exitoso
En el mundo de la germinación y el cultivo, cada grower tiene sus métodos y mañas. Conocerse como cultivador es el primer paso. Con tiempo, probando, equivocándose y adquiriendo experiencia, uno arma su propia guía de cultivo. El guardado, cuidado y germinación de la semilla de marihuana es igual de importante al de la planta. Acá van unos consejos para que tu semilla sea flor.
El primer paso para una germinación exitosa es hidratar la semilla de marihuana. Para esto vamos a sumergir la semilla en 5cm de agua filtrada. Al mismo vaso le vamos a tirar 3 gotas de agua oxigenada, este paso ayuda a oxigenar la semilla y a quitar posibles patógenos. Pasadas las 24hs hay que retirar la semilla del vaso con una pinza que este esterilizada.
Métodos de germinado
Ahora que nuestra semilla esta hidratada y oxigenada podemos elegir diferentes métodos para el germinado. Uno de los más conocidos o fáciles es entre dos platos. Necesitas dos platos del mismo diámetro, papel absorbente o de cocina y un rociador con agua. El primer plato se utiliza como base, sobre el colocamos una servilleta doblada en cuatro rociada con un poco de agua. No tiene que estar empapada, pero sí húmeda en su totalidad. Apoyamos las semillas encima y se tapan con otra servilleta, mismo doblado, misma cantidad de agua. Por último, colocamos el otro plato dado vuelta arriba y se guarda en lugares que no les de luz ni calor. A los dos días se puede abrir y si el papel está seco, rociar un poco más hasta que germine por completo. Cuando la raíz blanca empieza a asomar es signo de que la semilla germinó.
Otra manera de germinar es con turba prensada. Este método tiene un lado técnico porque el PH del agua influye más que en otros. El nivel ideal es 5.5 o 6 y se mide con un medidor de PH que se consigue en casi cualquier grow shop. El agua mineral o filtrada funciona. Hay que sumergir la turba hasta que se hinche y esté empapada. Casi que dobla su tamaño. Cuando se retira del agua, hay que escurrir bien con las manos limpias hasta que no caiga más agua. Este paso es con suavidad ya que no queremos aplastar la turba. Luego, hay que agujerear la turba con cualquier objeto punzante desinfectado, solo 1 o 2cm y colocar la semilla con la punta más gruesa hacia arriba. Se tapa un poco el agujero original con la misma turba sin apretar, y se guarda en un recipiente que se pueda abrir para cada tanto rociar las paredes con agua y generar humedad. Cuando asome la raíz blanca estamos listos para trasplantar.
Para germinar en tierra hay que tener en cuenta que el sustrato no debe estar cargado de nutrientes ya que no es un ambiente ameno para que la semilla germine de manera exitosa. Dentro de una maceta con tierra húmeda colocamos la semilla dos centímetros bajo la superficie. El punto clave en esta técnica es controlar que la tierra se mantenga húmeda por eso lo ideal es revisar todos los días y humedecer cuando sea necesario.
Pasar la semilla al método de cultivo elegido.
Con la semilla ya germinada podemos pasarla a maceta o el método de cultivo elegido. Si elegís tierra, las macetas pequeñas son un buen lugar para comenzar. Hay que llenar la maceta con tierra suelta y aireada y hacer un agujero en el medio aproximadamente de aproximadamente 2 o 3cm. Para transferir la semilla, lo mejor es utilizar un par de pinzas limpias y levantarla suavemente. Dejar caer la semilla en el agujero con la raíz principal hacia abajo. Y cubrirlo ligeramente con tierra.
Lo próximo es regar el suelo. Inicialmente, lo ideal es usar un rociador para proporcionar humedad sin saturar demasiado el suelo. Queremos que la semilla tenga agua, pero el exceso de riego puede asfixiar y matar al delicado brote.
Prestar atención a la temperatura y al nivel de humedad del suelo para mantener la semilla feliz, y dentro de una semana más o menos deberíamos ver una plántula comenzar a crecer desde el suelo.
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